La mastitis es un cambio inflamatorio de la glándula mamaria que unido a cambios físicos, químicos y microbiológicos, es caracterizada por un incremento en células somáticas y por cambios patológicos en el tejido mamario. Dicho proceso comienza como resultado de la penetración de bacterias patógenas a través del canal del pezón hacia el interior de la glándula, produciendo infección de los conductos y tejido secretorio
La mastitis se ha clasificado de diversas formas, considerando numerosos factores, tales como: duración del proceso, apariencia clínica y etiología, curso, severidad y diseminación de la enfermedad. Teniendo en cuenta los diversos significados aplicados a este término, la clasificación más generalizada se realiza de acuerdo con el grado de inflamación según el curso o severidad.
La mastitis subclínica es sutil y difícil de corregir. La vaca parece saludable, la ubre no muestra ningún signo de inflamación y la leche parece normal, sin que se aprecien cambios organolépticos en la misma. En este caso, el dolor y la inflamación no se detectan observando la ubre. El número de células somáticas en la leche, indicativo de la respuesta inflamatoria , se encuentra elevado, al igual que el número de bacterias, lo que va acompañado de una disminución del nivel de producción de la secreción láctea, así como de la alteración de la composición de dicho producto.
La mastitis subclínica es más importante porque es más común que la mastitis clínica, normalmente la precede y comúnmente es de larga duración. Es difícil de detectar, reduce drásticamente la producción de leche, afecta adversamente a la calidad de la leche y puede servir como un reservorio para infectar a otros animales en el rebaño lechero. Además, el uso de antibióticos es una estrategia que no se debe realizar nunca pues habría que retirar la leche los días necesarios del periodo de retirada de cada tratamiento.
En explotaciones que cuenten con control lechero, utilizar el informe mensual de vacas con un Recuento de Células Somáticas (RCS) superior a 200 (x 1000).
También de forma sistemática se deberían controlar la alimentación y si fuera necesario trata a las novillas primerizas, una semana antes del primer parto. El objetivo, es evitar que el animal pase a fase clínica, evitando las perdidas subsiguientes a una Mastitis Clínica repetida en el tiempo. Estos animales, ya en control lechero, pasan a ser vigilados como el resto del rebaño.
El uso de complementos alimenticios en novillas y en vacas con pocos partos sin mastitis como el óxido de magnesio (MgO) que es bastante importante, Grasa vegetal a base de colza, Calcio, zinc, biotina, y vitamina E. puede prevenir futuras mastitis. Una buena alimentación reduce mucho el uso de antibióticos y productos complementarios.
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