La patata es una especie perteneciente a la familia de las solanáceas, originaria de América del Sur, concretamente de la cordillera de los Andes, donde presenta una gran variabilidad. Los españoles la introdujeron en Europa hacia 1570, aunque fueron los ingleses los que, a través de las Islas Británicas, la difunden en toda Europa. No obstante, el cultivo no comienza a desarrollarse hasta el siglo XVIII y transcurre mucho tiempo hasta adquirir la importancia que tiene en la actualidad.
La patata es un cultivo de zona templada, aunque tiene una cierta capacidad de adaptación a diferentes condiciones climáticas.
No soporta temperaturas bajas y es sensible a las heladas, lo que obliga a cultivar la patata extratemprana y temprana en las zonas del sur y del litoral español. Sin embargo, la patata de media estación y tardía se cultiva principalmente en Castilla y León y Galicia.
Con relación al régimen de humedad, el cultivo exige agua en abundancia lo que lo relega a zonas de regadío en la mayor parte de España. El exceso de agua puede llevar a la disminución del rendimiento y la calidad.
Este cultivo se adapta a diferentes condiciones de suelo, aunque deben estar mullidos y aireados. Los terrenos compactados y pedregosos deforman los tubérculos al encontrar impedimentos mecánicos en su desarrollo. Se ha descrito como un cultivo que prefiere un pH ligeramente ácido (5,5-7,0) y que incluso tolera suelos con un pH muy ácido.
En España se cultivan distintos ciclos de cultivo, clasificados básicamente en cuatro grupos: extratemprano, temprano, media estación y tardía.
NECESIDADES NUTRICIONALES
A. EL NITRÓGENO
Aunque la calidad depende en gran medida de la variedad, la disponibilidad de nutrientes influye evidentemente en la misma. Los parámetros de calidad están marcados por el destino de la producción, dependiendo si es para el mercado fresco o la industria. Dentro de ésta, las posibilidades son varias, desde la industria de la congelación hasta la fritura industrial (donde la presencia de azúcares reductores es poco deseable por el color oscuro que transfieren a las patatas fritas), pasando por la deshidratación para purés o la extracción del almidón.
El nitrógeno aumenta el desarrollo de la planta, el área foliar y, por tanto, la superficie que es capaz de fotosintetizar. La materia seca total aumenta y también el tamaño de los tubérculos y su contenido en almidón. La disponibilidad del nitrógeno debe estar asociada a su ritmo de absorción y la estrategia de una buena fertilización debe estar basada en aportar los fertilizantes en tiempo y forma que sean asimilados por la planta.
Un exceso de este elemento o el aporte tardío es contraproducente ya que produce un desarrollo excesivo de la parte aérea a expensas de la tuberización, así como un alto contenido en azúcares reductores y alto contenido en pro- teína. Además, las enfermedades encuentran un medio adecuado para su desarrollo.
B. EL FÓSFORO
El fósforo favorece el desarrollo radicular, el número de tubérculos y la concentración de almidón. Además, produce un desarrollo más temprano del cultivo y adelanta la tuberización, lo que es especialmente interesante para los cultivos extratempranos.
C. EL POTASIO
El potasio influye fundamentalmente en el contenido en materia seca, lo que está directamente relacionado con la susceptibilidad a los daños por golpes y al comportamiento en el almacenaje. Favorece, además, el crecimiento radicular, incrementa la resistencia a las heladas, a la sequía y a las enfermedades criptogámicas.
D. MACRONUTRIENTES Y MICRONUTRIENTES
La patata se muestra especialmente sensible a la carencia de magnesio por ser un elemento constituyente de la clorofila y de diversas enzimas.
En determinados suelos arenosos se puede presentar la carencia de calcio, elemento necesario para la división y el crecimiento celular, así como para diversos procesos metabólicos y de absorción de nutrientes.
La aportación de azufre está relacionada con efectos favorables en la formación del tubérculo, por lo que puede recomendarse el empleo de fertilizantes que contengan este elemento (sulfato amónico, nitrosulfato amónico, sulfato potásico o abonos NPK conteniendo azufre).
Microelementos: Fe, Co, Mn, Mo, B y Cl. Son elementos que se absorben por la planta en cantidades mínimas.
La patata es un cultivo especialmente exigente en nitrógeno y potasio. Los valores de nutrientes absorbidos varían en función, por un lado, de la duración del ciclo, de la variedad, etc, y por otro, de la disponibilidad de los mismos y del rendimiento. De forma orientativa, las necesidades, expresadas en kilogramos de elementos nutritivos por tonelada de tubérculos producidos son:
3,5-5 kg N/t
1,5-2 kg P2O5/t
6-10 kg K2O/t
RECOMENDACIONES DE ABONADO
Como norma general y en ausencia de otros factores, la relación N - P2O5 - K2O habitual en el abonado de fondo es 1 - 2 - 3, debiéndose completar con las aportaciones de nitrógeno en cobertera. No obstante, la aplicación de fertilizantes debería estar basada en el análisis de suelo de la parcela a cultivar y en el lugar que ocupa el cultivo en la rotación. Normalmente, la patata es cabeza de rotación.
ÉPOCA Y MOMENTO DE APLICACIÓN
La práctica habitual es aplicar toda la dosis de fósforo y de potasio en presiembra, junto con una pequeña proporción de nitrógeno (alrededor del 20%), unos días antes de la siembra.
El resto del nitrógeno debe ser aportado a partir de los 20 días de la emergencia. Para evitar su lixiviación, las aportaciones deberán acompasarse al ritmo de absorción de nitrógeno por la planta, norma que es especialmente importante en suelos ligeros.
SIEMBRA
SIEMBRA
Disponer las patatas que queramos sembrar unas semanas antes de plantarlas. Es importante que hayamos pasado el período de heladas.
En las patatas, aparecerán brotes que serán las futuras plantas. En cada patata nos aparecerán numerosos brotes.
La época de plantación varía de unas zonas a otras, resultando fundamental para el éxito del cultivo. Esta decisión se basa en el estado de humedad del suelo y en su contenido en agua.
La profundidad de siembra deberá estar en torno a los 7-8 cm., profundidades mayores retardan la emergencia y profundidades superficiales incrementan el riesgo de enverdecimiento.
La plantación se puede realizar de forma manual o mecanizada mediante plantadoras automáticas.
La profundidad de siembra deberá estar en torno a los 7-8 cm., profundidades mayores retardan la emergencia y profundidades superficiales incrementan el riesgo de enverdecimiento.
La plantación se puede realizar de forma manual o mecanizada mediante plantadoras automáticas.
Los tubérculos se colocan sobre los surcos a una distancia de 0.7-0.8 m, separándose los golpes entre 0.25-0.32 m, lo que supone una densidad de plantación aproximada entre 30.000 y 60.000 tubérculos/ha.
La elección de la densidad de plantación no tiene repercusión directa sobre el rendimiento global de la producción, aunque si la densidad es muy elevada, puede dar lugar a tubérculos más pequeños, debido a una mayor competencia por la luz, agua y nutrientes.
La elección de la densidad de plantación no tiene repercusión directa sobre el rendimiento global de la producción, aunque si la densidad es muy elevada, puede dar lugar a tubérculos más pequeños, debido a una mayor competencia por la luz, agua y nutrientes.
Caballones para la siembra |
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